Amy
como toda niña, que tiene 12 años está en
la edad en la que todo es imitado, ve todo de forma en la que la rodean y lo
que le dicen, y su adolescencia va cambiado
y madurando a la vez poco a poco, pero luego se da cuenta, al enfrentar su
realidad de cómo estaba su condición económica
se da cuenta que ver a su hermana enferma es más importante y es como se
refleja que le está dando prioridad a lo que tiene la máxima importancia. Su
continua apreciación de objetos hermosos aquí sugiere que mientras que ella se
está convirtiendo en un adulto, que sigue siendo una pequeña niña en el
corazón.
Como
Beth está muy cerca de la muerte Amy le dice que haga un testamento y ella no
quiere porque son personas muy diferentes y no van a tener los mismos pensamientos; ya sea
por la personalidad o por la edad, todos estos componentes estorban en la forma
de pensar de cada persona. Por otra parte, sugiere que Amy tiene algo
igualmente importante que Beth no tiene: las ganas de vivir y seguir adelante.
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